Hacer ejercicio regularmente ayuda a regular nuestro apetito gracias a que afecta a ambas hormonas, especialmente el ejercicio de intervalos de alta intensidad, conocido como HIIT. Este entrenamiento disminuye las concentraciones en sangre de grelina y aumenta las de leptina, además de incrementar la sensibilidad celular a esta última hormona. Como consecuencia, nuestro cuerpo tiene un menor deseo por comer y responde de forma más rápida y eficiente a los niveles de estas hormonas en sangre, ayuda a que elijamos mejor calidad de alimentos y en cantidades adecuadas.